jueves, 9 de agosto de 2012

lo formal, lo informal y el fracaso escolar



Resulta que hallándonos en este hemisferio del planeta Tierra e incidiendo los rayos solares su máxima acción, sobre la corteza su reacción, y en este momento o estación que denominamos estío, por la confabulación de corriente marinas y frentes atmosféricos como bien se predice vemos las mismas perseidas derretirse, nosotros declinamos institucional y tradicionalmente la realización de toda actividad que no sea recuperación.

Pero parados, el hecho es que no quedamos, así aprovechamos nuestras actividades de un modo INFORMAL para desarrollar acciones festivas y lúdicas que completan nuestro cultivo personal, aunque sean enmiendas y remiendas  (nunca encomiendas) reparando, distrayendo o leyendo, escribiendo, tal vez durmiendo. El hecho es que también INFORMALMENTE se aprende, es un aprendizaje más licencioso pero igual de eficaz y necesario.

Se divulgó, propagó en sus días la información de cómo Leonardo da Vinci, por ser hijo natural “no institucionalizado” no pudiera acceder a la universidad (Educación Formal); hubo que cultivar sus naturales facultades INFORMALMENTE, el hecho es que desarrolló una inteligencia practica, resolutiva, dando soluciones concretas y operativas. Literalmente nuestro Genio del Renacimiento fuera catalogado, hoy en día, FRACASADO ESCOLAR, excluido del sistema formal, sin expediente ni currículo académico.

La complementariedad de la formación informal y formal es necesaria para la construcción de las personas. La formalidad tiene siempre un tanto de artificio, y el artificio, conlleva ficticio. Lo artificial, como la inteligencia, simula al comportamiento de los humanos en sus funciones cognitivas, pero lo artificial, en su faceta formal no deja de ser espúreo, un símil, una ficción. La vida es menos predictiva, es cíclica, sí, pero sorprende y conviene por tanto andar preparado para las “improntas”.

Sobre lo espúreo de la formalidad, recordaré la respuesta dada por el Sr. Binet, cuando se le pidió definiera esa variable que el “medía” (“¿qué es inteligencia?:  inteligencia es lo que miden mis pruebas”) y se quedó tan a gusto. Y en sintonía con este pensar evoco un correo que recibiera de mi buena amiga Inma: “en la escuela se imparte la lección y luego te aplican la prueba. En la vida, se te aplica la prueba y tú extraes la lección”.  

Comentaba el otro día, con mi sobrino, como por ejemplo, los estilistas, cuidan su aspecto y conjugan su profesión con su persona. Al igual los monitores de actividades deportivas, mantienen un aspecto idóneo, elasticidad, musculación,… por tanto veo bien que quienes nos dedicamos a “transmitir” valores y conocimientos libremos este tipo de ejercitación mediante la reflexión, sintonizando y armonizando, tratando del todo en las partes y las partes del todo.

Me permito añadir este articulo que complementa mi aportación. Es otra óptica, mi concepción de la educación es de enriquecer, nutrir a la persona, dotarla de soluciones, prácticas y no tan prácticas como el cultivo de valores: valorar, confiar, tolerancia, autoestima, trabajo en equipo, colaboración... la oferta de selección, selección, y selección nos lleva a un terreno de fragmentación. Creo que tiene que ser el propio individuo quien opte por las metas selectivas, establecidas según para qué "funciones-especializaciones-profesiones-responsabilidades" no que se le impongan a modo de cribaje/limite/selecciones como siempre se utilizan. 

http://politica.elpais.com/politica/2012/08/12/actualidad/1344789978_144458.html

¡Bueno ya el artículo es bastante extenso, no lo alargo más!


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