domingo, 3 de abril de 2016

De presagios, augurios ... y predestinaciones.

Del presagio, al augurio, y del augurio a la predestinación.

Un destino pre-determinado para unos, frente al destino insustancial e im-predeterminado para los demás. La organización social jerarquizada debía diferenciar a unos de otros, los predestinados frente a los inservibles destinados a "salvar" cualquier necesidad al precio que fuera, pues son los "predestinados" los que imponen su "valor", en cuanto a qué o quién vale.

Esta jerarquización y no otra cosa está detrás y sostiene la estructuración social que organiza al pueblo. Y el pueblo no podía existir democráticamente, debía ser mecanizado, y de aquí que el trabajo sea dividido y especializado para que de este modo la sociedad se hiciera eficiente, productiva... A esta recalificación humana darán el nombre de "civilización".

Surgen los obreros frente a los organizadores, y los organizadores se servirán de los fuertes para domeñar a los obreros productores... a los que se les esclaviza. Y ya vemos las larvas de los futuros estados sociales: esa élite de gobierno, esa fuerza de extorsión, la "militia", la gobernanza de las conciencias, la "pontificia" , y la población productora obrera, ya cualificada en artes o simplemente domesticada para las labores más rutinarias y básicas.

Pero la fuerza bruta exige que esté presente el intimidador ante el intimidado. Infringir castigos crueles generaba sumisión e intimidación, pudiendo llegar a la pérdida del obrero por exterminio, o encender la espita de la venganza, generatriz de las revueltas, las cuales desestabilizan la producción; y la producción garantizaba el estatus beneficiado del jerarca: el castigo debía convertirse en AUTOCASTIGO.

Era pues necesario sujetar a los esclavos de otro modo..., más cuando eran necesarias muchas manos, innumerables, para llevar a cabo aquellas empresas que la ambición -y la intimidación a través de lo grandioso para impregnar insignificancia en el espectador- le llevaba a emprender...
Estas grandes empresas requerían inteligencia; será la inteligencia la herramienta más útil siempre que sirva al poder. Y la inteligencia se alía en beneficio de los poderosos -en simbiosis de supervivencia- que se enriquecen o extorsionan mutuamente para beneficio propio.

De la élite "intelectual" surge la clase "sacerdotal" con la función pontificial de servir de puente entre el "cielo" y la "tierra", entre lo celestial y lo terrenal, entre vivir entre nubes o entre terruños. Bajo el supuesto dominio del arte de curar, cultiva el arte de la taumaturgia.

Los ciudadanos, ante la angustia de la soledad, entregan su libertad. Los "taumaturgos" pasan de la taumaturgia ocasional a la liturgia, que no exige "milagro", sino sólo ceremonia: ceremonias como exorcismo al miedo a lo desconocido...

La predestinación no existe, pero se crea, a conveniencia y connivencia. Cuando no se sabe nada, ni argumentar convicciones, bueno es explicarlo con/desde "el cielo". El cielo es un comodín, un farol entre tahures tramposos. No existe "per se", sino como artimaña "social" para legitimar un status de conveniencia antes los demás. Esta CONSTRUCCIÓN ARGUMENTAL MENTAL será elaborada y perfeccionada, y como el cielo dice lo que en la Tierra nos interesa, se buscó interpretar el <>.

Este diálogo celestial se fue construyendo e interpretando...  Del cielo fueron observados sus cambios, y en estos cambios es donde se buscó el discurso. Los astros fueron convertidos en letras y según su posición las "palabras". Los astros adquirieron protagonismo, y allí, en los astros colocamos a los "dioses". Dándose paso a la puesta en escena, preludio del teatro: "Que Júpiter se halle en "casa" de Marte: ¡"rayos y centellas"!; que Saturno, se encuentre con Venus, ¡culébron...!..."  Y los hombres a la deriva de estos dioses, sin olvidarnos nunca de los que entre bambalinas urden la tramoya del drama.

Y será curioso que en paralelo con la civilización humana, se desarrolle la escritura, y "al par que se escribía en la tierra se decía que lo era en el cielo", y viceversa, que del cielo venía lo que en la Tierra se quería. Perfeccionándose la "historia", dándose cauce a la divinizaciones de personajes, y en su igualdad, se estableció jerarquía, y de la jerarquía, el monoteísmo.

Y de la concreción del todo en una parte, que a su vez ha de ser parte del todo, el sofisma más reverso del anverso. La exclusión por la afirmación de lo contrario, esto construye y destruye al monoteísmo, puesto que lo fundamentan en la fe, y no en el amor. Siendo "FE", reiteradas normas "credenciales" de cumplimiento de unos para otros.

Y, ¿dónde se fijan las normas? En contratos, y éstos en tablillas o libros. De aquí ese apelativo de "creyentes del Libro" para judíos, cristianos y musulmanes, siendo los más intransigentes y corrosivos de la humanidad, pues defendiendo la armonía y la paz, la destruyen. Por amor, aniquilan. Por creer, intoxican. Por un cielo o paraíso extraño, niegan La Tierra, a la misma naturaleza que les parió.

Aquí, la convicción -de uno a uno mismo-, frente a la persuasión -de uno a otros-... o tal vez la distracción como evasión, evitación o negación.

Que la serpiente adquiera la virtud de constituirse en tótem, lo será porque simboliza a la perfección a la "civilización", que poco a poco silenciosamente, estrangula hasta la asfixia a sus presas. Las puede envenenar, pero, ¿para qué darle muerte pronta, gastar venenos y estropear la comida? Una vez controlada, la engullirá cuando le apetezca y plazca.


Es verdad que el soporte aporta relevancia, pues cuando se dice que "el oro en buen paño se vende", hay que admitir que "no todo lo que en buen paño se venda, sea oro", si bien, muchos lo pudieran tomar por tal y por esa calidad pasara entre incautos. Lo que en su momento lo supusiera la escritura, hoy lo son los medios de comunicación de masas los que constituyen este soporte áureo.


COROLARIO: SON MIS ACTOS LOS QUE ME DETERMINAN EN UN CONJUNTO DE CIRCUNSTANCIAS CAMBIANTES DENTRO DE UN AZAR DE PROBABILIDADES INFINITAS... LA VIDA SIEMPRE CONLLEVA INCERTIDUMBRES; NO ESTÁ, POR TANTO, PRE-DETERMINADA. No estamos creados para cumplir una función determinada, sino que la función que cada día y momento realizamos es la que al existir, nos determinada.