Del presagio, al augurio, y del augurio
a la predestinación.
Un destino pre-determinado para unos,
frente al destino insustancial e im-predeterminado para los demás. La
organización social jerarquizada debía diferenciar a unos de otros, los predestinados
frente a los inservibles destinados a "salvar" cualquier necesidad al
precio que fuera, pues son los "predestinados" los que imponen su
"valor", en cuanto a qué o quién vale.
Esta jerarquización y no otra cosa está
detrás y sostiene la estructuración social que organiza al pueblo. Y el pueblo
no podía existir democráticamente, debía ser mecanizado, y de aquí que el
trabajo sea dividido y especializado para que de este modo la sociedad se
hiciera eficiente, productiva... A esta recalificación humana darán el nombre
de "civilización".
Surgen los obreros frente a los
organizadores, y los organizadores se servirán de los fuertes para domeñar a
los obreros productores... a los que se les esclaviza. Y ya vemos las larvas de
los futuros estados sociales: esa élite de gobierno, esa fuerza de extorsión,
la "militia", la gobernanza de las conciencias, la
"pontificia" , y la población productora obrera, ya cualificada en
artes o simplemente domesticada para las labores más rutinarias y básicas.
Pero la fuerza bruta exige que esté
presente el intimidador ante el intimidado. Infringir castigos crueles generaba
sumisión e intimidación, pudiendo llegar a la pérdida del obrero por
exterminio, o encender la espita de la venganza, generatriz de las revueltas, las
cuales desestabilizan la producción; y la producción garantizaba el estatus
beneficiado del jerarca: el castigo debía convertirse en AUTOCASTIGO.
Era pues necesario sujetar a los esclavos
de otro modo..., más cuando eran necesarias muchas manos, innumerables, para
llevar a cabo aquellas empresas que la ambición -y la intimidación a través de
lo grandioso para impregnar insignificancia en el espectador- le llevaba a
emprender...
Estas grandes empresas requerían
inteligencia; será la inteligencia la herramienta más útil siempre que sirva al
poder. Y la inteligencia se alía en beneficio de los poderosos -en simbiosis de
supervivencia- que se enriquecen o extorsionan mutuamente para beneficio
propio.
De la élite "intelectual" surge
la clase "sacerdotal" con la función pontificial de servir de puente
entre el "cielo" y la "tierra", entre lo celestial y lo
terrenal, entre vivir entre nubes o entre terruños. Bajo el supuesto dominio
del arte de curar, cultiva el arte de la taumaturgia.
Los ciudadanos, ante la angustia de la
soledad, entregan su libertad. Los "taumaturgos" pasan de la
taumaturgia ocasional a la liturgia, que no exige "milagro", sino
sólo ceremonia: ceremonias como exorcismo al miedo a lo desconocido...
La predestinación no existe, pero se crea,
a conveniencia y connivencia. Cuando no se sabe nada, ni argumentar
convicciones, bueno es explicarlo con/desde "el cielo". El cielo es
un comodín, un farol entre tahures tramposos. No existe "per se",
sino como artimaña "social" para legitimar un status de conveniencia
antes los demás. Esta CONSTRUCCIÓN ARGUMENTAL MENTAL será elaborada y
perfeccionada, y como el cielo dice lo que en la Tierra nos interesa, se buscó
interpretar el <>.
Este diálogo celestial se fue
construyendo e interpretando... Del
cielo fueron observados sus cambios, y en estos cambios es donde se buscó el
discurso. Los astros fueron convertidos en letras y según su posición las
"palabras". Los astros adquirieron protagonismo, y allí, en los
astros colocamos a los "dioses". Dándose paso a la puesta en escena,
preludio del teatro: "Que Júpiter se halle en
"casa" de Marte: ¡"rayos y centellas"!;
que Saturno, se encuentre con Venus,
¡culébron...!..." Y los
hombres a la deriva de estos dioses,
sin olvidarnos nunca de los que entre
bambalinas urden la tramoya del drama.
Y será curioso que en paralelo con la
civilización humana, se desarrolle la escritura, y "al par que se escribía
en la tierra se decía que lo era en el cielo", y viceversa, que del cielo
venía lo que en la Tierra se quería. Perfeccionándose la "historia",
dándose cauce a la divinizaciones de personajes, y en su igualdad, se
estableció jerarquía, y de la jerarquía, el monoteísmo.
Y de la concreción del todo en una parte,
que a su vez ha de ser parte del todo, el sofisma más reverso del anverso. La
exclusión por la afirmación de lo contrario, esto construye y destruye al
monoteísmo, puesto que lo fundamentan en la fe, y no en el amor. Siendo
"FE", reiteradas normas "credenciales" de cumplimiento de
unos para otros.
Y, ¿dónde se fijan las normas? En
contratos, y éstos en tablillas o libros. De aquí ese apelativo de
"creyentes del Libro" para judíos, cristianos y musulmanes, siendo
los más intransigentes y corrosivos de la humanidad, pues defendiendo la armonía
y la paz, la destruyen. Por amor, aniquilan. Por creer, intoxican. Por un cielo
o paraíso extraño, niegan La Tierra, a la misma naturaleza que les parió.
Aquí, la convicción -de uno a uno mismo-,
frente a la persuasión -de uno a otros-... o tal vez la distracción como
evasión, evitación o negación.
Que la serpiente adquiera la virtud de
constituirse en tótem, lo será porque simboliza a la perfección a la
"civilización", que poco a poco silenciosamente, estrangula hasta la
asfixia a sus presas. Las puede envenenar, pero, ¿para qué darle muerte pronta,
gastar venenos y estropear la comida? Una vez controlada, la engullirá cuando
le apetezca y plazca.
Es verdad que el soporte aporta
relevancia, pues cuando se dice que "el oro en buen paño se vende",
hay que admitir que "no todo lo que en buen paño se venda, sea oro",
si bien, muchos lo pudieran tomar por tal y por esa calidad pasara entre
incautos. Lo que en su momento lo supusiera la escritura, hoy lo son los medios
de comunicación de masas los que constituyen este soporte áureo.
COROLARIO: SON MIS ACTOS LOS
QUE ME DETERMINAN EN UN CONJUNTO DE CIRCUNSTANCIAS CAMBIANTES DENTRO DE UN AZAR
DE PROBABILIDADES INFINITAS... LA VIDA SIEMPRE CONLLEVA INCERTIDUMBRES; NO
ESTÁ, POR TANTO, PRE-DETERMINADA. No estamos creados para cumplir una función
determinada, sino que la función que cada día y momento realizamos es la que al
existir, nos determinada.