lunes, 8 de noviembre de 2010

09/11/10: Reflexión a los viajes de Benedicto y José Luis


Doy gracias al cielo, ¿qué es más importante?, resolver los asuntos de seguridad de los hombres, o envolverse en el limbo “estético” que enmascara y oculta posturas involucionistas, revisionistas… incluso “integristas” (calificativos éstos que no pueden ser “adjudicados” a sectores religiosos de una determinada “confesión”). No todos los actos de gobierno deben ser envueltos del mismo “color”. Que un jefe de gobierno, arbitro de la convivencia de la ciudadanía, se desmarque de una particular confesión religiosa, aunque ésta sea mayoritaria, no tiene más “razón de estado” que las confesiones profesadas por minorías. ¿No parece que queremos “democracias para nosotros pero no para los demás”?, esto no es democracia esto es, simplemente dictadura del “partido en el poder” –que algunos anhelan-.

No olvidemos que el evangelio es una cosa y otra el discurso de aquellos que se envuelven en él. Lejos queda aquella Iglesia de servicio, hoy revestida de jaculatorias, bulas y edictos, la actual reacciona igual que los “vilipendiados saduceos, fariseos y demás politiqueos cuando la pasión de su Cristo, ellos y éstos “aguan el vino” comerciando con los asuntos que llaman divinos.

Ya fue dicho: Una cosa es “no hagáis lo que hacen sino lo que dicen”; otra “una cosa es predicar y otra dar trigo”. Una es cita del evangelio, otra del refranero.

¡Pero, si ni ellos hacen lo que dicen!, ¿con qué coherencia y autoridad predican?, y por tanto, ¿con qué imperio transmiten su mensaje de salvación?, ¿cuál es su mensaje y a quién quieren salvar?, ¿cuál es su mensaje? ¡el suyo propio!: ¡El sometimiento y marginalidad de la mujer!, ¡el de ocultación de todo lo que gira entorno a la feminidad, ya sea procreación o perpetuación del “patrimonio” sobre el “matrimonio”!

Estos cínicos, que retuercen el discurso hasta tan grado que el testimonio de seres excepcionales cual Vicente Ferrer o Teresa de Calcuta, o tantos otros que desinteresados sirven y entregan sus vidas al servicio de sus congéres necesitados, legan a todos… sin embargo estos mercaderes, explotadores de conciencias mediocres, usurpan el legado, y exprimen la obra de aquellos para oprimir a éstos. Pero este esperpento no acaba en el clero, se prolonga en todos los “demócratas cristianos” que déspotas banqueros acumulan riquezas y anhelan la “salvación” como una posesión más para su patrimonio.

Dios les dé lo que quieren, “piedras” con los que tapar sus “embalsamadas vísceras”. Que se cubran con sus vidriadas rocas, porque ellos mismos me enseñan que al verdadero Dios no se le adora en el templo, ya parroquia, ya basílica, sino en el corazón, donde reside por propia voluntad divina. Que no hay mejor ofrenda que el amor, que es DONACIÓN , NO RECAUDACIÓN.

Sigan construyendo el monumento cual pasatiempo, dentro de algunos años quedará, si cabe como el acueducto de Segovia o el arco de Escipión,... los Millares o el Argar, o el mismo Atapuerca.


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