Breve explicación
de la táctica de gobierno
de Mariano Rajoy
Esta parece ser su “modus operandi”: "Dejar hablar,
que charren lo que quieran, que fogueen, y luego una vez que la audiencia ha
descargado su ímpetu... (las emociones juegan como las olas: fluyen, alcanzan
su cima, y refluyen....), -cual profesor en su aula, toma autoridad...-
primero, afrontando, con un gesto de control, y al momento, interviene para
truquear la situación, explicándola a su manera –ciertamente mintiendo,
validándola con el sistema jurídico que antes ya ha amañado, (cual recurrir al
“libro de respuestas”), convenciendo al público, como párvulos, que las cosas
son “como él dice”, y nosotros confundidos, desconcertados y anulados.
Lo
curioso es el juego, es un juego de lidia, del toro y del espada, y el capote
de los discursos. Si, cierto, pero lo curioso es el juego "cómplice"
entre el profesor y el auditorio, entre el espada y el toro. El auditorio juega, cual coro griego, un papel tan responsable como
el del protagonista. EXISTE UN FEED BACK mutuo y recíproco, que él logra
dirigir.
Añadiré
otro símil, el director de orquesta… los profesores instrumentistas,
interpretan sus partituras (hacen lo que “deben” hacer), el director, les
coordina. Entre el que dirige y el que interpreta existe una vinculación, una ligazón que no se plantea que nadie plantea. El
instrumentista entra y modula según se le advierte, y se deja guiar. Es el
pacto, porque en este pacto entre en juego el público… Entra cuando corresponde,
aplaude en su momento y al unísono, asienta o repele la producción… Y si por
alguna razón el público reprobara; algún que otro director, mantiene la
ejecución para solapar el ruido generado por la audiencia…
controlando-templando. Luego están los ujieres que mantienen el clima… De este clima quiero reflexionar.
Existe
una “presunción de encantamiento” basado en el acuerdo “inconsciente” de
gobernar y dejarse gobernar. El indómito puede reprobar, pero previamente
la “socialización-educación-información como inoculación de pautas” ya ha condicionado
al individuo. El público vive unos principios muy simples, bipolares:
bueno-malo, justo-injusto, trabajador-vago, honesto-falso,
hombre-mujer/nohombre-nomujer, macho/alfa-cobarde, hembra/sumisa y cuantas “categorías”
se quiera “aplicar”… y también sobre estos valores se impregna una
moralidad/sentimiento de culpa-reprobación social.
SIEMPRE
QUEREMOS EXPLICAR LAS COSAS CULPANDO A LOS DEMÁS (DENTRO DEL BINOMIO: BUENOS Y
MALOS) los "míos-yo" juego lo positivo, y los "demás" lo
negativo y reprobable. NO RAZONAMOS PROCESANDO/ANALIZANDO SUS FACTORES. De
este modo nunca nos cohesionamos, inmersos en una solidaridad convencional,
atrincherados en un individualismo de supervivencia y desconfianza… ciertamente la transición no la
hemos superado, seguimos actuando con iguales conductas de recelos.
“La
sombra de ciprés sigue siendo muy alargada” y aún su umbría nos mantiene frío
el pensamiento. Mariano, simplemente se vale de estas “sombras”.